Sus habitaciones destilan un rusticismo castellano en cada una de las piezas antiguas que la propietaria ha restaurado. Tanto en ellas, como en los baños, puedes disfruta de un competo equipamiento, que incluye el acceso inalámbrico a Internet.
Éstas, se abren a una galería que asoma al patio central cubierto, utilizado en ocasiones para actos (bailes, presentaciones, coloquios, etc.) y desde ella se accede al resto de instalaciones comunes: un saloncito con chimenea y mesa de juegos, la cafetería, el comedor, y una sala recreativa con billar y dardos.
A continuación, el jardín, en el que existe una pequeña pista de baile y una hermosa piscina, decorada con tinajas y templada con placas solares.
La cocina, que dirigen personalmente los propietarios, se basa en productos naturales, elaborados siguiendo recetas tradicionales. Merece la pena darse un homenaje gastronómico con la cena manchega que se sirve todos los sábados, u otros días por encargo. Su cordero, todo un manjar.