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Las Mondas de Talavera de la Reina: la fiesta continúa
Con el Pregón del Leño Florido -original y secular nombre- dan comienzo, el domingo 16 de abril, las fiestas de Las Mondas en Talavera de la Reina. Las procesiones de Semana Santa están todavía en la retina de vecinos y visitantes cuando, sin respiro, se preparan para disfrutar, desde el mismo Domingo de Resurrección, de unas celebraciones declaradas de Interés Turístico Nacional y consideradas como una de las fiestas más antiguas de Europa.
Parece ser que los antiguos pobladores de estas tierras ya ofrecían a Ceres (diosa romana de la agricultura, las cosechas y la fecundidad) los primeros frutos del campo. Los investigadores consideran probable que incluso el origen sea prerromano. Lo que sí sabemos con seguridad es que estamos ante unas jornadas de celebración muy populares y con una larga tradición en la que, además de los talaveranos, se dan cita buena parte de los habitantes de las comarcas vecinas, en lo que es una de las celebraciones de época romana mejor conservadas y de mayor popularidad de cuantas se celebran en España.
El programa preparado para disfrutar de estos días es amplio y variado, y ofrece desde paseos gratuitos en calesa por las calles y plazas más emblemáticas de la ciudad, hasta un espectáculo de luz y sonido en la noche del jueves 20 en la Plaza del Pan, sin olvidar el Marcado de Artesanía y Antigüedades, las rutas teatralizadas o las correrías de gigantes y cabezudos.
Pero es sin duda el Cortejo de Mondas, que recorre el callejero talaverano en la tarde del sábado 22 de abril, el que se lleva el auténtico protagonismo: destacan sus carrozas históricas, la primera celebra a la diosa romana de la agricultura Ceres y a las bodas de su hija Proserpina con Plutón; la segunda, llamada “Época visigoda”, rememora los tiempos en los que el santuario de Ceres fue transformado en ermita de la Virgen del Prado; la tercera carroza es la de los “Días de dolor”, que hace referencia a la peste que casi asoló Talavera en 1507, y al voto conjunto que Ayuntamiento y clérigos hicieron de forma solemne para celebrar con honor a la Virgen del Prado si los salvaba de la epidemia; la cuarta carroza es la de la Hermandad de la Virgen del Prado, cuyos cofrades han contribuido al esplendor de la fiesta. En el cortejo se unen alcaldes y vecinos de todos los pueblos de la comarca de Talavera, que acuden con sus propias mondas y carretas, y grupos folclóricos de toda España, que ejecutan música y danzas en el recorrido. El cierre del desfile lo pone el pueblo de Gamonal y su tradicional Carrito de Mondas, tirado por dos carneros y repleto de romero. El desfile termina con la ofrenda a la Virgen del Prado y el canto del himno por las corales de la ciudad.
Aprovechar la visita
Talavera, bañada por el río Tajo, invita en las semanas primaverales, antes de los calores del verano, a acercarse a algunos de sus rincones más preciados, como la Basílica de Nuestra Señora del Prado (patrona de la ciudad), un espacio único, entre otras cosas, por la rica colección de azulejos que atesora y que le valió el sobrenombre de “Capilla Sixtina” de la cerámica (denominación atribuida al propio Felipe II); la colegial de Santa María la Mayor, templo de magnífica planta que encierra numerosas y curiosas anécdotas, en cuyo claustro yacen los restos del Fernando de Rojas, autor de La Celestina,y que cuenta con un capítulo propio en El Libro de Buen Amor, del Arcipreste de Hita; o la bella Iglesia de Santiago el Nuevo de estilo mudéjar.
Es obligado el paseo por las riberas del río, cruzarlo por el Puente Romano (o Puente Viejo) o el Puente de Hierro; acercarse a las torres Albarranas, a la Plaza del Pan o a la coqueta Plaza de San Agustín, donde abre sus puertas el Museo Ruiz de Luna, una cita indispensable para los amantes de la cerámica.
A la mesa en Las Mondas
La gastronomía talaverana se ofrece al visitante durante estas fiestas con varias acciones, entre ellas las Jornadas de la Tapa Sabor a Mondas que se celebran coincidiendo con estos días festivos. Bares y restaurantes ofrecen un variado y exquisito abanico de propuestas culinarias en forma de pequeño bocado que nos permite cargar las pilas para continuar con la fiesta.