Principales atractivos
Desde cualquier punto que nos acerquemos a Almonacid de Toledo y desde decenas de kilómetros de distancia, alzada en un promontorio, como si aún defendiera el camino de La Mancha, se divisa la figura del castillo. Es un buen ejemplo de castillo del siglo XIV, destinado a residencia permanente de tropas y a constituir una población militar de vigilancia y defensa.
Historia y descripción
Rodeado completamente por un foso, estrecho y hoy ya poco profundo, pero apreciable en todo su perímetro. Consta la fortaleza de una muralla exterior, un recinto interior, y un torreón central. Está construido todo él con mampostería de sillarejo y adobe, ofreciendo sillar bien labrado en algunas esquinas de la muralla y de la torre central, de donde prácticamente en su totalidad han sido extraídas las piedras con destino a usos diversos en el pueblo. En el interior encontramos un gran patio de armas, con restos de aljibes –depósitos de agua-, restos de un silo para almacenar grano, y algunas habitaciones. También la torre del homenaje, con tres pisos. El interior de los muros del recinto interno es de adobe grueso y, las bóvedas de las torres, de ladrillo.
La primera referencia documental a éste castillo es de origen musulmán y data del año 848. En el siglo XI pasó a manos del rey Alfonso VI como parte de la dote de su esposa Zaida, hija del rey moro. Posteriormente Alfonso VI lo donó a la Catedral de Toledo, siendo reformado en el siglo XIV por el Arzobispo Don Pedro Tenorio. En tiempos de Juan I de Castilla, sirvió de prisión, durante 8 años, al infante D. Alfonso. Modernamente vivió un hecho de armas en 1809, durante la Guerra de la Independencia. En sus cercanías se produjo una gran batalla entre las tropas del general español Venegas y las francesas de Sebastián, Desoyen y el propio José Bonaparte. Los galos tomaron el castillo, destruyéndolo en parte a su retirada.
Acceso
Es de acceso libre, a pie o mediante vehículo por una pista de tierra.
Curiosidades
Un informe del arquitecto Don Pedro Gumiel, del siglo XVI, nos habla de que el castillo cuenta, en la época en que organiza su reparación, con varios depósitos de agua, panadería, graneros y hasta un gran salón con chimenea de setenta metros cuadrados.