Convento de San Pedro Mártir. Patrimonio

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Convento de San Pedro Mártir

Toledo (Toledo)GPS: 39.8581, -4.02791

De las primitivas edificaciones del convento restan el Claustro del Tesoro, que fue engullido por el edificio conventual en su proceso de crecimiento, y la torre mudéjar, del tipo de la vecina de San Román y, por tanto, de principios del siglo XV. Estas torres están inspiradas en los alminares de las mezquitas musulmanas y su modelo tipológico es un basamento de piedra, un cuerpo de mampostería encintada con ladrillos en los ángulos y un cuerpo de remate con dos o tres vanos de perfiles árabes para las campanas.

La parte más noble del vasto edificio es el Patio de los Generales, edificado en el estilo de Alonso de Covarruvias por Hernán González de Lara a mediados del siglo XVI.

La actual iglesia conventual fue iniciada en 1605 bajo trazas de Nicolás de Vergara el Mozo, quien se había encargado de edificar la sacristía desde 1587. El templo se desenvuelve en un lenguaje post-herreriano próximo al del Hospital de Tavera. A partir de 1607, tras la defunción del tracista, será Juan Bautista Monegro quien se encargue de la construcción.

La obra finalizó al levantarse su portada, rematada con escudos reales y de la orden de predicadores; responde a un esquema retablístico de tipo clasicista, muy influido por lo escurialense. Tres esculturas de Jaques del Rey dominan esta portada: San Pedro Mártir, el titular de la casa, y la Fe y la Caridad en diálogo.

En el interior del templo destacan el Retablo Mayor y la sillería del coro, ambos con trazas de Monegro y talla de Giraldo de Merlo. La pintura del retablo corrió a cargo de Juan Bautista Maíno, profeso en esta casa. Sus excepcionales representaciones de las Cuatro PascuasNatividad, Epifanía, Resurrección y Pentecostés–, así como los santos Juanes de los entrepaños del banco, pertenecen hoy al Museo del Prado, aunque sí se conserva suya la Gloria pintada al fresco en el sotocoro.

Hasta el convento se trajeron, tras la desamortización de Mendizábal, una serie de retablos y monumentos fúnebres que pasaron a formar parte del museo provincial y panteón de toledanos ilustres aquí instalado. El más antiguo de los sepulcros es el de María de Horozco, “la Malograda”, de estilo gótico toledano de finales del siglo XIV.

Ambos lados de crucero están ocupados por los monumentos clasicistas de dos de los condes de Fuensalida, mientras que los condes de Mélito, descendientes en línea directa del cardenal Pedro González de Mendoza, descansan en un nicho plateresco de la nave del evangelio.

No deben pasarse por alto los más sencillos, pero con importantes esculturas pétreas en actitud orante, del inquisidor Pedro Soto Cameno –atribuido a Juan Bautista Monegro– y, sobre todo, del poeta toledano Garcilaso de la Vega.

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