Su planta es de cruz latina, no visible completamente en el exterior por el hecho de tener adosados en dos de sus lados otros edificios. En su interior combina sistemas abovedados adintelados.
La nave longitudinal utiliza cubierta plana con tirantes de madera en resalte. En los brazos del crucero hay sendas bóvedas elípticas decoradas con casetones y soportadas por pechinas. Por su parte, el tramo de la cabecera presenta bóveda de cañón. La decoración es también variada, incluyendo la de tipo epigráfico que hace referencia a la reconstrucción de 1829.
Frente a la ermita, se puede contemplar una Cruz en un punto que se supone, habría servido para delimitar los lugares de residencia de la población cristiana vieja y de la de origen musulmán. Por ello, es considerada puerta del Albaicin Criptano.