Construida en piedra de sillería y, supuestamente, sobre el castillo del Marqués de Villena, destruido a principios del s.XVI. Es un edificio de amplias proporciones que se compone de una sola nave dividida en cuatro tramos ocupados por siete capillas laterales, presbiterio en ábside poligonal, sacristía y sala capitular.
En la cabecera los nervios de la bóveda arrancan de columnas helicoidales que delimitan los tres primeros tramos de ventanas (bajo arcos apuntados de estilo gótico) y las primeras capillas junto al altar (también con arcos góticos) que son de menores dimensiones que el resto de capillas, cuya construcción fue posterior, lo que se detecta por el estilo arquitectónico de las mismas, que en este caso es el renacentista (lo que se observa también en la diferencia que existe con las columnas, que a partir de la segunda capilla pasan a ser de fuste liso, capiteles jónicos y adosadas al muro).
En este interior cabría destacar tres lugares o elementos: el retablo del altar mayor, la capilla del Cristo de la llaga y la capilla de la Virgen del Rosario. El primero, realizado por el escultor alcoyano Francisco Montllor (a partir del proyecto de Andrés Martínez) entre los años 1693 y 1697 aproximadamente (aunque la ornamentación y el dorado no se terminaron hasta 1745, tras varios periodos de inactividad), es de estilo claramente barroco y su estructura clásica de tres calles y tres cuerpos ocupa el total del espacio de la cabecera (más de 300 metros cuadrados) dando la impresión de ser un gran telón de madera del escenario del altar mayor (idea acorde con los presupuestos del Barroco); en él el color dorado, el movimiento de las formas y el "horror vacui" son las características más sobresalientes.
Se conservan dos escudos episcopales tallados por encargo de Valero y Losa, quien fuera cura de esta parroquia y posteriormente obispo de Toledo. En cuanto al Cristo de la llaga, es notoria su popularidad más allá de los límites jareños y numerosos grupos de gentes acuden a verlo en su capilla gótica capilla de bóveda estrellada. Por su parte, la capilla de la Virgen del Rosario (de finales del s.XVII) es la primera que nos encontramos al entrar al templo (en el margen derecho) y la que más nos llama la atención por su profusa decoración pictórica y por resultar un espacio abigarrado debido a la enorme cantidad de elementos decorativos de yeso que se ven en sus paredes y techo.
De planta de cruz griega, está cubierta por una cúpula de media naranja sobre pechinas repleta de motivos vegetales y animalísticos de yeso blanco que destacan sobre los oscuros y múltiples colores con que están pintados los tramos vacíos de decoración escultórica. Al fondo de la misma, un retablo barroco (muy similar al del altar mayor, pero de menores dimensiones) de tres cuerpos cargados de una rica ornamentación que incluye símbolos regios, coronas, etc., gurada la imagen de la Virgen del Rosario en el interior de la hornacina que se encuentra en la calle central del segundo cuerpo del retablo.
En la sala capitular destaca una pila bautismal neoclásica. La portada primigenia está situada al oeste, dando comienzo a la calle principal del pueblo (c/Jesús Casanova, llamada "calle mayor"), y consta de dos arcos rebajados con decoración vegetal bajo una gran ventana circular, a modo de rosetón gótico (como gótica es la inscripción que apenas se ve en la parte interior del marco de la puerta derecha), enmarcada por un amplio arco ciego de medio punto cuyas dovelas están decoradas con motivos geométricos (circulares) y florales. Sobre el parteluz una pequeña escultura de la Virgen con el Niño en una hornacina. La portada sur (acceso actual) consta de un arco de estilo renacentista enmarcado a modo de un arco de triunfo y un atrio cubierto que da entrada al jardín, cuyo perímetro se ajusta al trazado de la antigua muralla medieval.
En la portada norte, también renacentista, destacan las hornacinas a ambos lados de la puerta creadas por dos pares de pilastras tras columnas jónicas sobre altos podios rectangulares y rematadas por un entablamento con cornisa corrida sobre la que se observa motivos decorativos típicos de la época de los Reyes Católicos (quienes concedieron la independencia y el título de villa a la población el ocho de julio del año 1476) como son las bolas (en este caso adosadas al muro) y las puntas de diamantes, que se repiten sobre la hornacina que ocupa el cuerpo superior de la portada. La puerta está enmarcada por un arco de medio punto en cuyas dovelas la decoración es de caras de ángeles en altorrelieve.
Exteriormente destaca su gran volumen, con contrafuertes a lo largo del tramo de la nave interior y alrededor del ábside; las ventanas en los espacios entre contrafuertes son de tamaño reducido, estilizadas y de arco de medio punto. La torre campanario, de sesenta y cinco metros de altura, obedece a cánones renacentistas; de forma cuadrangular, finalizando el s.XVII se remató con una caperuza de estilo barroco con remates cónicos y tres series de arcos de medio punto que van disminuyendo su tamaño a medida que asciende el remate.
Mencionar también la ubicación en esta torre de un escudo pétreo de los Reyes Católicos justo debajo del campanario.
El edificio es uno de los más bellos ejemplares de la arquitectura religiosa de la provincia de Cuenca y ejemplo singular de la adaptación por parte del Renacimiento de la tipología de capillas entre contrafuertes.