Inaugurada en 1958, se levanta sobre el solar de la que construida a lo largo del siglo XVI sobre otra anterior, fue incendiada en Agosto de 1.936.
Es de una sola nave con bóveda de cañón y presenta capillas a ambos lados. Lo más llamativo de ella es la bóveda vaída del crucero y, en el exterior, su elevada torre. Tiene un estilo ecléctico, mezcla de diversas influencias, de las que destaca la clasicista vigente en la arquitectura española posterior a la última guerra civil.
En su interior, podemos contemplar las vidrieras de los extremos del crucero, que representan a Santo Tomás de Villanueva y a San Juan de Ávila.
Son de interés dos tallas escultóricas en madera, la de la llamada “Virgen de Villajos”, de finales del siglo XIII, y la del “Cristo de la Expiración”, esta última de Juan Cristóbal, artista del siglo XX. Asimismo, merecen la atención del visitante las pinturas que decoran el altar mayor, debidas al pincel de Isidro Antequera.