En 1994, en la antigua y desacralizada Iglesia de Alarcón, Jesús Mateo (1971) desarrolló los primeros bocetos que darían forma a los Murales de Alarcón. Con absoluta libertad y una potencia creativa inusual, fue dando forma a un proyecto con una identidad plástica única, basándose en la Naturaleza y el Hombre como pretextos para configurar un universo personal y comprometido. El 3 de Diciembre de 1997 adquirió el patrocinio de la Unesco.
En las pinturas murales coinciden muchos valores superpuestos: la historia, el lugar, el artista y el movimiento que creó en apoyo a su trabajo.
Según el autor, su obra expresa mundos anteriores a la presencia del hombre en la Tierra, los orígenes de la vida, los sueños, la caverna iluminada, la bóveda celeste, la angustia, la vida y su finitud, con un expresivo lenguaje formal contemporáneo de gran dramatismo.
Inaugurada por Federico Mayor Zaragoza, la Pintura Mural de Mateo ya es un hito moderno del patrimonio castellanomanchego cuya visita resulta imprescindible.