La portada occidental, de la segunda mitad del siglo XV, se enmarca entre dos agujas, con un acusado abocinamiento de arquivoltas con cardinas, tímpano liso con decoración escultórica sobrepuesta; al centro hay un tosco crucificado acompañado por dos pequeños grupos escultóricos muy mutilados, el uno representa el Camino del Calvario, el otro la Piedad, que actualmente se encuentran en el interior del templo.
El tímpano se ve sostenido por dos arcos carpaneles y parteluz en el que se encuentra, bajo doselete, una imagen de la Virgen, y en la jambas otras dos estatuas de santos ya restauradas (estuvieron decapitadas, pero a través de fotografías se han reconstruido acertadamente). La obra escultórica general, quizá demasiado tapada por capas de cal, puede tener cierta calidad plástica, dentro de un estilo gótico.
Hubo también una torre mudéjar, quizá del siglo XIII o XIV, que después quedó recubierta en el siglo XV por otra de cantería más sólida y sobria. Aún así, lo mudéjar es visible en una pequeña estancia de esta construcción en donde se aprecia una decoración de lacería y ladrillo, junto a una puerta del mismo material. La obra del siglo XV tan sólo ofrece en la cara sur un óculo y en la oeste unos blasones eclesiásticos.
También subsisten en el templo los restos del antiguo claustro, quizá levantados en los primeros años del siglo XVI; lo conservado tiene bóvedas de crucería simple y los arcos de acceso al patio, parcialmente cegado, son ojivales muy apuntados.
La reja de la capilla mayor es, sin duda, una de las más depuradas obras de estilo gótico de la región; aparece firmada y fechada en 1503 por Antón de Viveros, que en opinión de Pérez Sánchez es figura de primer orden en la metalística española. Muy parecida a las de la Catedral de Murcia, obra del mismo autor, ofrece una rica decoración en el remate de dorados florones de cardinas y un acceso trebolado de exuberante ornamento. Los púlpitos laterales son ya platerescos y parecen obra de mediados del siglo XVI, en una solución distinta a la reja de la capilla mayor de Murcia.
Las piezas escultóricas más interesante de las conservadas son un pequeño San José de Salzillo y la pequeña imagen de alabastro con resto de policromía de la Virgen de las Nieves, patrona de la ciudad; data de finales del siglo XIV, y muestra a María con el Niño en sus brazos.
En pintura destacan la gran tabla del Noli me Tangere -aparición de Cristo a la Magdalena al amanecer-, del siglo XVI, grandiosa por su colorido y su composición, en la que dominan los caracteres flamencos, y el detallismo del paisaje de fondo, con varios temas, algo característico del Maestro de Chinchilla, posible autor de la obra.
En la antigua sacristía, abierta al lado del evangelio, de planta rectangular y cubierta por un bello artesonado renacentista de casetones romboidales, se ha instalado un pequeño museo parroquial que guarda esculturas, pinturas, hermosos ternos y orfebrería.