Principales atractivos
Esta villa manchega recibe su nombre de los asentamientos árabes, que le dieron el nombre de Alberca, en castellano "el estanque", y Záncara por su proximidad al río homónimo. Además de disfrutar de su conjunto urbano, sobriamente manchego, entre las calles del pueblo se alza la iglesia parroquial y el convento de Carmelitas de gran interés artístico para el visitante.
Qué veremos
Construida en el siglo XVI, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción aúna el estilo gótico tardío y de transición al renacimiento. El viajero podrá admirar el estilo herreriano de su portada principal, con un frontón triangular decorado con bolas y pináculos. Entre sus muros llaman la atención sus cuatro capillas laterales de estilo renacentista y su retablo mayor, de madera policromada, compuesto por cinco cuerpos y doble orden. Y bajo la Torre, realizada en 1580 por Juan de Zaldívar, se encuentra el baptisterio con una bonita pila bautismal en piedra. Sobre la antigua ermita de Santa Ana (siglo XIII) se construyó el convento de Santa Ana, de estilo barroco, perteneciente a la orden de las Carmelitas Descalzas. Conserva su iglesia, de una sola nave y planta de cruz latina coronada por una bóveda de cañon, y varios retablos dorados, todos ellos barrocos. En la Capilla de la Santa Cruz se guarda la patrona del pueblo: la Santa Cruz. Un relicario en forma de cruz desnuda fechado en 1754. También posee una bella talla del Nazareno, muy venerado en el pueblo, de origen italiano que data del siglo XVIII.
Acceso
Acceso libre respetando el horario de culto.
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Actualmente la Alberca es centro productor de un queso manchego de prestigio internacional que no debe perderse.