Esta casa de labranza funcionó como tal hasta la década de los ochenta conservando todo su aspecto originarios con los denominados “revoltones”, vigas de madera, paredes de piedra y yeso, ventanas de madera, rejas de tipo castellano, chimenea construida con piedra de la zona, paredes pintadas en colores antiguos, cocina y baño con tarima de obra, decoración con enseres rurales y aperos de labranza, etc.
La casa cuenta con dos baños, uno de ellos con hidromasaje, amplia cocina (con microondas, cafetera, tostador, menaje...), salón con chimenea, DVD, leña, juegos de mesa, etc. También se puede encontrar documentación sobre la zona y adquirir productos locales.
En las cercanías se encuentra una amplia red de caminos rurales, con recorridos muy bonitos para realizar a pie o en bicicleta.