Principales atractivos
“En esto descubrieron 30 o 40 molinos de viento que hay en aquel Campo…” El de Criptana. Cervantes iniciaba así el capitulo octavo del Quijote, quien los confundía con gigantes contra los que luchar. Inmortalizado en la literatura, este espléndido conjunto del patrimonio industrial y Bien de Interés Cultural despliega sobre la meseta la potencia de su imagen, que nos hace a todos confundirlos también con esa imagen literaria.
Son molinos del tipo “torre”, construidos en mampostería y blanqueados con cal. Tienen una planta circular horadada de ventanucos, guía para la orientación del viento, que indicaba hacia dónde girar la cubierta cónica para que sus aspas aprovecharan el viento a conveniencia. Tienen tres plantas: la superior con las piedras de moler y las inferiores de almacén y embalaje.
Qué veremos
Los Molinos despliegan sus aspas y proyectan una red de sombra sobre nuestra visita en la amplia solana manchega. Los antiguos, Sardinero, Burleta e Infante; soberanos del tiempo y los relatos, permanecen en pie desde el siglo XVI, conservando su mecanismo original. Los modernos, el Inca Garcilaso, el Cariari, el Vicente Huidobro, el Pilón, el Lagarto, el Culebro y el Poyatos son inmensos jóvenes de 1900.
Acceso
N-420, N-IV
Actualmente son visitables el Molino Infante, el Burleta, el Culebro, que alberga el Museo de Sara Montiel, el Quimera, que acoge el Museo sobre la Semana Santa de la localidad y el Molino Poyatos, actual punto de información turística.
El resto están cerrados al público.