Principales atractivos
Es uno de los pocos castillos románicos que no ha sufrido transformaciones posteriores: podemos conocerlo tal y como fue erigido en el s. XII. La tosquedad de sus acabados es netamente militar y fronterizo, sin lugar para comodidades.
Historia y descripción
Clásico ejemplo de transición entre la torre-fortaleza y el castillo amurallado, comparte características de ambos. La inmensa y altísima torre es lo que mejor se conserva de la fortaleza. Sin ventanas, y sin su remate, presenta un acceso interior, elevado varios metros sobre el suelo. La escalera para acceder, posiblemente de madera, se retiraría al interior en caso de ataque, quedando la torre como último reducto defensivo. De la muralla exterior se conservan algunos lienzos, y un torreón en uno de sus extremos, así como evidencias de haber tenido un primer y segundo fosos.
La única noticia documental sobre el mismo es su donación, en 1154, al obispo de Sigüenza, por parte de rey Alfonso VI. Por sus características es netamente cristiana, y o bien fue mandada erigir por el obispo Don Bernardo de Agén, para proteger el extremo de su obispado frente los musulmanes, o bien por Don Manrique de Lara como extremo de su Señorío de Molina, por la misma razón.
Acceso
Acceso libre
Curiosidades
Con unos prismáticos, desde su cerro, veremos la Sierra de Megorrón –Cifuentes- al sur, las estibaciones de Atienza al norte, la sierra de Segovia al oeste, y las estibaciones del río Tajo al este.