Principales atractivos
Un castillo típico de la baja edad media, construido en el siglo XIV, que aún permite apreciar elementos tan típicos como el puente levadizo, o un amplio foso a su alrededor.
Historia y descripción
De impresionantes dimensiones, su torre principal tiene 35 metros de altura, y el recinto que la rodea, 40 metros de lado y casi 7 metros de anchura. En suma, una fortaleza casi inexpugnable para los medios de la época.
Las murallas alcanzan una altura de doce metros, unidas en sus esquinas por cuatro torres circulares, con un original remate, apoyado en matacanes cuadrados. La puerta tuvo puente levadizo y se abre al sur. Aún pueden apreciarse caballerizas subterráneas y restos de bóvedas en los pisos de la torre.
El castillo fue defensor del caserío de Puñoenrostro, despoblado desde fecha remota. Está fechado en el siglo XIV y fue cedido por Enrique IV a Diego Arias de Ávila, su contador y secretario. Nombrados condes de Puñoenrostro sus sucesores bajo Carlos I, lo vendieron con su dehesa en 1862.
Acceso al castillo
Solo exterior. El castillo es propiedad privada. No visitable.
Curiosidades
Su nombre no deja indiferente ni al lector ni al visitante, y existen varias teorías al respecto. Una, la crueldad de los Condes con sus vasallos, a los que trataban a golpes. Y dos, la rudeza de los mozos que habitaban en el castillo y sus continuas disputas. A puñadas, se entiende.