Su origen parece remontarse al periodo paleolítico, como demuestran diversos yacimientos pedernelinos. Posteriormente, las culturas neolítica y céltica se asentaron en el territorio esquiviano. Durante la dominación romana pasa a ser dependiente de Toletum; en su término municipal se encontraron monedas romanas del siglo III.
La senda galiana referida a los pastores celtas y el vocablo “suertes” son testimonio del asentamiento visigodo. Un cipo funerario con epigrafía cúfica corresponde por su fecha, 1053, al reinado del musulmán Yahya Al- Qadik, es decir que demuestra la ocupación musulmana de la zona.
Esquivias se muestra orgullosa de su insigne habitante y dedica su espacio a la memoria de Cervantes, que sirve a partes iguales de homenaje íntimo del pueblo que sabe de su suerte y de reclamo turístico para que el mundo entero conozca el lugar que el escritor eligió para su vida familiar.
La Casa Museo de Cervantes nos sumerge en la rutina del genio literario conservando la tipología de casona de labradores acomodados del siglo XVI. Esta casa dio cobijo los primeros años de su matrimonio con Catalina de Palacios y pertenecía a un pariente de ella, Alonso Quijada Salazar, que al parecer inspiró el personaje de Don Quijote. La casa manchega mantiene sus estancias y en sus vitrinas aparecen copias de documentos que reflejan personajes reales, espejos de algunos del Quijote: el Bachiller Sansón Carrasco, el morisco Ricote… etc; además, cuenta con la partida de matrimonio de Cervantes y Catalina y numerosos ejemplares de la novela en distintas lenguas y de distintos tiempos.
Podemos ver también, siguiendo con la dedicación a Cervantes, la casa de Catalina Palacios, donde vivió con sus padres y hermanos la joven esposa de Cervantes, desde su nacimiento hasta los 19 años, edad a la que se casó con el insigne escritor. Completan la visita el Conventos de los Capuchinos, la Ermita de San Roque o la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción.
Horarios y acceso
Acceso A-42 CM-4010
