Guadalajara, capital de la Alcarria y lugar de encuentro de culturas, estilos y tiempos; aúna la comodidad de lo funcional y moderno con las raíces históricas que pueblan sus calles y su origen.
Su posición geográfica y estratégica, en el cauce medio del Henares, una elevación flanqueada por barrancos, la hizo lugar de asentamiento humano desde la prehistoria, como demuestran yacimientos arqueológicos como el de Aguas Vivas.
Pero son las culturas posteriores las que jalonan su espacio repleto de muestras de historia y tradición. La huella árabe se deja ver en innumerables rincones. El puente sobre el Henares, de estilo califal cordobés, sirve de acceso a la muestra que sigue poblando la ciudad, como el Alcázar que toma al río de espejo y que luego fue maquillado por culturas posteriores. La seña de los judíos se hizo notar en sus sinagogas y el Castil de los Judíos. Los mudéjares sellaron su impronta entre el Alcázar y el río, participando como maestros de obras y artesanos en numerosas obras.
Ya la cultura cristiana y la historia que asciende por sus calles, muros, edificios y fachadas desde la Reconquista, pueblan de espacios nuevos o modifican los anteriores y dan a la ciudad su semblante histórico actual.
En la actualidad, Guadalajara se presenta como una ciudad dinámica, accesible y cercana, después de protagonizar un profundo desarrollo económico y crecimiento urbano.
Entre sus visitas recomendadas está el Palacio del Infantado, que fue construido por el arquitecto Juan Guas y el tallista Egas Coeman a instancias del II Duque del Infantado hacia 1480. Es una mezcla entre palacio y fortaleza y de varios estilos artísticos.
En este edificio podemos ver ya el germen de la estética del pensamiento humanista en España. Concretamente, del duque Íñigo de Mendoza, que mandó erigirlo como muestra de su poder y su posición.
La iglesia de San Ginés, con su enorme de piedra, en la que se enmarca la portada entre dos grandes contrafuertes coronados por espadañas. Sobre el rosetón central figura el escudo de la orden de Santo Domingo.
La provincia de Guadalajara es una de las más bellas de Castilla-La Mancha, con lugares como Sigüenza, con su castillo dominando el paisaje y emplazada sobre el valle, cumplió una gran función defensiva durante la Edad Media. Si te atrae el ambiente medieval tienes una cita el segundo fin de semana de julio. Durante estos días la ciudad se engalana debidamente, de acuerdo a la época, para recibir a cerca de 30.000 personas y alojar a más de 120 puestos. Una festividad que año tras año tiene más adeptos y trae a más visitantes. El mercado medieval, los talleres de confección de vestimenta del momento, actuaciones musicales y teatrales, exhibiciones de cetrería, tiro con arco, etc toman las calles y transforman la villa. Este municipio cuenta con un restaurante con una Estrella Michelín, El Doncel.
Pastrana, Conjunto Histórico Artístico, Brihuega y sus campos de lavanda, Torija, conocida como la Puerta a la Alcarria, o Hita, con su Festival Medieval (Fiesta de Interés Turístico Nacional) y que forma parte de la red de los Pueblos más bonitos de España, son otros de los municipios que no puedes perderte en tu visita.
Cascadas, bosques bucólicos, chimeneas, aldeas y olor a leña son algunos de los ingredientes de la Ruta por los Pueblos de la Arquitectura Negra de Guadalajara. Campillo de Ranas o Majaelrayo son dos de las paradas de un paseo que nunca olvidarás.
Los amantes de la naturaleza encontrarán Parques Naturales de una belleza extraordinaria. El Parque Natural del Alto Tajo, con sus pinares y bosques de ribera, de aves rapaces, micromamíferos, reptiles, nueve clases de anfibios, y siete especies autóctonas de peces. El Parque Natural Hayedo de Tejera Negra, el último hayedo del Sur de Europa, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco como extensión de los Hayedos primarios de los Cárpatos.
A estos dos Parques se suma el Parque Natural Barranco del Río Dulce y el Parque Natural Sierra Norte.
Capítulo aparte requiere su excelente gastronomía, basada en platos castellanos, reflejos de las condiciones climatológicas de esta tierra. Entre sus especialidades gastronómicas son de destacar sus tradicionales asados de cordero y cabrito, regados con “breve”, un aliño de hierbas aromáticas maceradas en vinagre. De postre, los bizcochos borrachos, o la miel de la Alcarria, con Denominación de Origen desde el año 1992.