Principales atractivos
El carbón, descubierto en 1873, supuso un impacto socioeconómico de grandes proporciones en Puertollano y su comarca. El Museo está enclavado en el Parque Pozo Norte, una de las cuencas mineras de mayor relevancia del Valle de Alcudia, y nos ofrece un recorrido histórico desde el periodo carbonífero hasta 1975, cuando cesaron las actividades mineras en la localidad.
Qué veremos
El museo es un edificio que envuelve un antiguo castillete y que simula un taller de selección de carbón. En sus dos plantas, el discurso museístico aborda la transformación de Puertollano en ciudad industrial debido al descubrimiento de carbón.
En la primera planta se expone la creación del carbón a partir de la fauna y flora carbonífera, la geología del término, la paleontología, la mineralogía. Posteriormente se aborda la evolución histórica, desde la minería prerromana hasta el descubrimiento del carbón y se exponen los recursos económicos de la sociedad preindustrial.
La segunda planta muestra el impacto socioeconómico sufrido por la sociedad local como consecuencia del descubrimiento y explotación del carbón. Se realiza un recorrido sobre diversos aspectos: utilidades del carbón, industrialización, el ferrocarril, el minero, las fiestas, etc. Una de las últimas adquisiciones del museo es la maqueta ferroviaria del trazado que existía en la década de los 60 en la ciudad y que por sus dimensiones de 20 m2 es la más grande de Castilla-La Mancha.
El museo cuenta con una mina imagen donde se reproducen cronológicamente los diversos tipos de explotación de interior en la cuenca de Puertollano, desde el sistema de cámaras y pilares con extracción manual a los empleados antes del cierre de las minas, totalmente mecanizados.
En el exterior se muestran diversos tipos de maquinaria.
Acceso al museo
Actualmente se encuentra cerrado por reformas.
Curiosidades
El canario es la mascota predilecta del minero, su animal de compañía favorito e inseparable en las profundidaes telúricas de la mina. Este diminuto pájaro tiene una capacidad innata para detectar las fugas de grisú, emanaciones muy nocivas de gas metano que provocan explosiones devastadores a su alrededor.