Se trata de un municipio único en Cuenca, formado desde sus orígenes por una serie de pequeñísimos caseríos separados, al estilo de las parroquias gallegas o de los cortijos sureños. A cada caserío se le dio un nombre que a veces significa algo del entorno, y otras veces significa el nombre de la familia que habitaba el lugar.
Los caseríos son: La Cueva, El Perchel, El Molino, Los Demetrios, Los Eustaquios, El Collado, El Tío Miguelete, Las Chorretas, Gregorete, El Puntal y Los Perales.
La capital del municipio es La Cueva y se llama así por estar literalmente bajo un gigantesco abrigo de roca del cual parte una gruta natural de varios kilometros de profundidad.
En 1940 se construyó una iglesia común para todos los caseríos, que está situada en el centro del campo.
En el interior del térimo se encuentra un paisaje de gran calidad, parajes de alto valor natural, montes de pinos, cascadas y, y sobre todo, el nacimiento del río Cuervo, importante formación kárstica en la que se ha originado una auténtica cortina de formaciones tabáceas tapizadas por musgo entre el que se derrama el agua que, después de algunas cascadas, forma el río.