Principales atractivos
Esta villa manchega de más de 10.000 habitantes se encuentra a 77 km de Toledo muy bien comunicada gracias a dos carreteras comarcales. A lo largo de su historia ha tenido épocas de gran auge económico que se han manifestado en su arquitectura civil, en el siglo XVIII se produjo una de ellas y de su esplendor el visitante podrá admirar el Ayuntamiento, que conserva la puerta original barroca; la casa de la Tercia, hoy vivienda particular.
Hay otros edificios impulsados por la llegada del ferrocarril a la localidad en 1853 como la propia estación, hoy desaparecida; el teatro viejo, el casino y las bodegas de las que sólo quedan las chimeneas en las que anidan las cigüeñas. Pero sin duda lo más importante, desde el punto de vista urbanístico, que conserva Villacañas son sus casas subterráneas o silos.
Qué veremos
Importantísimos y catalogados como sitio histórico desde 2004, los Silos de Villacañas son la verdadera joya arquitectónica de este municipio. Eran las viviendas de la gente más humilde y su construcción entrañaba todo un rito. Las parejas de novios compraban la tierra y comenzaban a excavar hasta abrir el espacio para las estancias principales: cocina con chimenea, alcoba, comedor, cuadra con pajar y gallinero. La particularidad de esta construcción está en la ausencia de vigas, tabiques y tejado. Paredes, suelo y techo estaban encalados para ser más luminosos y en las habitaciones interiores se abrían ventanas en el techo a modo de respiraderos. Sin embargo estas viviendas no han quedado exentas de sufrir importantes catástrofes naturales, sobre todo inundaciones, por lo que terminaron siendo erradicadas. Podremos visitar uno de ellos convertido en Museo Etnográfico del Silo y experimentar la sensación de vivir casi bajo tierra.
Acceso
El acceso es libre a todo el conjunto urbano.
Te recomendamos
El término de Villacañas está plagado de ermitas, dentro y fuera del casco urbano. Entre las más destacadas nombraremos la del Cristo del Coloquio con un bonito pórtico y la de la Inmaculada del siglo XVIII, ambas en el pueblo. Y la de San Gregorio y San Sebastián a las afueras, buenos ejemplos de construcción popular.