Se encuentran en el término municipal de Fuencaliente y son uno de los conjuntos de pinturas rupestres de tipo esquemático más grande y mejor conservado de la Peninsula Ibérica. Aparecen en abrigos de roca cuarcítica situados, al sur de la provincia de Ciudad Real, en las estribaciones de Sierra Morena, a 920 mts. de altitud.
Se realizaron durante el Neolítico, en un periodo de abarca desde el III milenio a. C. hasta el Bronce final, ya en el último milenio a.C. Este arte se formó en relación con la aparición de las culturas de los nuevos metalúrgicos y se difundió por regiones montañosas, metalúrgicas y pastoriles.
Estas pinturas responden a ciertas pautas comunes. En primer lugar, se encuentran únicamente en formaciones cuarcíticas y de tres formas distintas: paredes verticales, grietas más o menos profundas, pero siempre en contacto con la luz (reciben el nombre de cuevas o covatillas) o pequeños abrigos formados por la inclinación de la cuarcita que posibilita un espacio protegido de las inclemencias del tiempo. El lugar elegido es también variado, desde zonas hundidas con muy poca visibilidad, a yacimientos desde los que se ve un amplio y extenso panorama.
El color predominante es el rojo en sus múltiples y variadas gamas, existiendo sólo dos figuras representadas en negro y ninguna en blanco. Se debe tener en cuenta que esta pintura está expuesta a cualquier tipo de inclemencia, sin ninguna clase de protección, por lo que ha sufrido cambios radicales en cuanto a la intensidad de su color primario.
Entre los temas más representados destaca, tanto por abundancia como por su variedad, la figura antropomorfa, seguida, en segundo lugar, del complejo y oscuro mundo de las barras. Después, se encuentran las figuras compuestas por uno, dos o tres triángulos, que corresponde a los llamados motivos o ídolos unitriangulares, bitriangulares y tritriangulares.